sábado, 22 de julio de 2017

Telefónica de Pereira, el fin de una era

Telefónica de Pereira, el fin de una era
Publicado 02/11/2016
http://www.eldiario.com.co/seccion/OPINION/telef-nica-de-pereira-el-fin-de-una-era1611.html

 
James Cifuentes Maldonado

En 2013 el municipio vendió su participación en Telefónica de Pereira y desde entonces la ciudanía ya no siente como suya esa entidad, constituida en 1997 como resultado de la escisión de las antiguas Empresas Públicas; aunque la inversión ya es totalmente foránea y la administración del negocio se hace desde Medellín, y no propiamente por los paisas sino por la multinacional Millicom, propietaria del  50% de lo que hoy se conoce como TigoUne, la inmensa mayoría de su excelente talento humano sigue siendo local.

 La historia dirá que la Empresa de Telecomunicaciones de Pereira S.A (ETP), razón social de la que en otrora fuera “la joya de la corona”, por su gestión y resultados, no llegará a cumplir los 20 años y desaparecerá en diciembre próximo, si se cumplen las aspiraciones y cálculos de UNE, habiéndose radicado ya la solicitud de fusión por absorción desde el mes de septiembre de 2016. 

  
 A nivel laboral la situación, hasta el momento, venía siendo pacífica, salvo por la eliminación de algunos cargos directivos, lo cual era previsible; esto gracias a la existencia de una Convención Colectiva fuerte, históricamente bien negociada por el Sindicato, cuya mayor conquista era la cláusula de estabilidad que impedía el despido sin justa causa de los trabajadores que alcanzaran los 10 años de antigüedad.


 En 2015 los nuevos dueños se vinieron con todo a preparar el terreno para la integración, lo cual implicaba depurar los costos laborales; y fue así como, dentro de un complejo panorama, la organización sindical, en procura de defender la precitada cláusula de estabilidad y conseguir “del ahogado el sombrero”, aceptó que la misma fuera excluida del texto de la Convención Colectiva, y en su lugar se le escriturara en los contratos individuales a todos aquellos trabajadores a término indefinido que ya la habían ganado; así, la mayor parte de los trabajadores quedó sin la expectativa del blindaje, aunque cabe decir que no era probable que hubieran llegado a tenerlo, porque sus contratos eran a término fijo, a un año, prorrogable.


 Capítulo aparte fue la compra que UNE hizo a los socios minoritarios, puesto que a abril de 2016 todavía existían 45 trabajadores y extrabajadores con participaciones accionarias que, aunque ínfimas, estorbaban para la fusión. 


 La oferta económica de UNE fue la misma para todos los minoritarios, según el número de acciones en su poder, sin embargo, el Sindicato, buscando que la transacción en bloque no se malograra y evitar la liquidación de la Empresa,  destinó recursos de su propio peculio, es decir plata de los mismos trabajadores sindicalizados, para satisfacer el oportunismo de uno solo de esos 45 accionistas, para quien lo ofrecido por UNE era poco y amenazó con no vender y bloquear la operación. Esta anécdota, que puede ser legal, no resiste un juicio moral.


 Aunque la ETP no se liquidó y el Sindicato logró postergar la catástrofe laboral, la empresa de la que alguna vez nos enorgullecimos los pereiranos hoy está moribunda y se vislumbran tiempos difíciles de tierra arrasada.

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