miércoles, 28 de diciembre de 2022

2022 - Balance de un año, para Colombia histórico, para Pereira inolvidable

 

Por James Cifuentes Maldonado 

 

Para opinar en 2022 ya no hay mañana, este año se acabó y hay que ir sacando el diablo, botando lo que no sirve, haciendo la catarsis y abriendo espacios, tanto físicos como mentales, para recibir lo que nos deparará el nuevo año.  

 

El 2022, a pesar de las nubes grises generadas por la guerra en Ucrania y los rezagos de escasez que nos dejó la pandemia, nos sirvió para consolidar la reactivación económica a nivel local y nacional, confirmando la regla de que con las crisis sobrevienen las oportunidades. 

 

Dicen que lo peor no ha pasado, que la amenaza de recesión no ha desaparecido, pudiendo ser que en el 2023 se den todos los ingredientes para la tormenta perfecta, esto es más guerra, más desempleo, más inflación, mayor inestabilidad social, sin hablar de los efectos del calentamiento global que enloquece el clima cada vez más, con una época de lluvias que ya completa 2 años en Colombia, con las playas  literalmente congeladas en esta Navidad en Nueva York y las víctimas que va dejando la crudeza de la naturaleza.  

 

Asumiendo entonces que la pandemia en 2022 ha sido un tema superado, debo referirme al escenario político en Colombia donde, sin duda alguna, el protagonista del año ha sido el presidente Gustavo Petro, que logró voltear la torta e invertir la polaridad en el eje del poder. La Colombia Humana como expresión de la izquierda democrática logró instalarse en la Casa de Nariño el 7 de agosto y a partir de esa fecha ha sucedido de todo.  

 

En primer lugar, se derrumbó el mito de que al otro día de elegido Petro la mitad de la Colombia pudiente abandonaría el país; eso no ha pasado y en términos generales, para bien y para mal, las cosas han ido marchando dentro de los canales institucionales, aunque con otro estilo y otros protagonistas.    

 

La frase de batalla que más me irritaba de la derecha en campaña era aquella que decía que con Petro habríamos de volvernos como Venezuela, y si bien eso no ha sucedido, por la forma en que este gobierno se comporta, no podemos descartarlo en el mediano o largo plazo.  Lo digo porque así me lo hacen temer lo discursos sobre la economía popular, las concesiones a la denominada “Primera Línea”, las improvisaciones en la designación de algunos cargos como el Ministerio de Minas y el ICBF, además de muchas otras incongruencias de las que el gobierno parece no ser consciente, porque no ha salido del éxtasis de haber ganado las elecciones.  

 

Este escenario raro, confuso, ha sido útil para confirmar que la izquierda no estaba preparada para gobernar y que tiene un desafío muy grande para crecer y mantenerse, respetando la democracia y la institucionalidad, esperando que no ceda a la tentación de adoptar medidas de facto para perpetuarse en el poder, pero al mismo tiempo ha sido oportuno para que la derecha y la dirigencia tradicional se miren al espejo de las torpezas y vicios de este gobierno, algunas iguales a las suyas, para que cambien las formas y la estrategia y formulen una propuesta seria y reposada que conquiste nuevamente a las mayorías.  

 

Pero definitivamente, 2022 quedará grabado en la memoria de todos los Pereiranos, por el evento que nos sigue aguando lo ojos y acelerando el corazón, Deportivo Pereira Campeón.    

 

FELIZ AÑO. 


martes, 20 de diciembre de 2022

Qatar, el Mundial que nos cayó gordo ... porque no clasificamos.

 


Por James Cifuentes Maldonado  

 

Aun con el efecto continuado que nos dejó el guayabo y el despecho de haber sido eliminados de Qatar 2022, respirando por la herida, muchos pelamos el cobre diciendo que ese mundial no nos interesaba, que ¡qué pereza! un evento concebido en la corrupción y en los sobornos, para satisfacer el capricho de una familia rica en una nación que ni en 3 generaciones se gastará la fortuna que tiene.  Y parece que, por un lado, teníamos razón, porque, acabado el certamen, las raíces y los tentáculos del escándalo parecen profundizarse, al punto de tener ya parlamentarios europeos involucrados, acusados de favorecer ya no el mero interés de Qatar en el futbol sino en cuestiones políticas y económicas de más hondo calado.  

 

En lo que sí estábamos equivocados los amargados que no queríamos ver el mundial esta vez, por rabones y reveceros, era en que, al margen de donde se haga un Mundial de Futbol, ese es y será un espectáculo imperdible, y que así fuera por el mero experimento de demostrarnos todo lo que el dinero puede lograr, los cataríes se lucieron en todos los sentidos, siendo tan suertudos de que el principal protagonista de la fiesta, es decir el juego, emergió a borbotones, con encuentros electrizantes y con resultados insospechados, en la rebelión de los chicos como Marruecos, que dejó en el camino a España y la sorpresa de la eliminación de Brasil en cuartos de final a manos de Croacia.  

 

Para rematar, la final perfecta, Francia con el poder de Mbappé y la Argentina de Messi en la antesala de la consagración. 

 

Igualmente, por despecho, por esa tuna que nunca nos hemos podido sacar, muchos, como yo, dijimos que nos volveríamos franceses, aunque al final reconsideramos, por la dignidad sudaca y caímos rendidos ante la calidad, la solidez y el temperamento de los gauchos que les valió para alcanzar su tercer título y estallar la Avenida 9 de julio y hacer temblar el Obelisco en Buenos Aires, aun con el fastidio de ver al pelmazo de Emiliano Martínez alias “el dibu” hacer su acostumbrado show de grosería.  

 

Cuando terminó el que yo considero el mejor partido de la historia, me quedé rumiando los sabores que en mi boca quedaron con el Mundial Qatar 2022, con algunas frases que publiqué en mis redes y que ahora les comparto.  

 

Sin complejos; el fútbol es para La Argentina lo que el ciclismo es para Colombia, la ÉLITE; lástima que las grandes vueltas no sean tan masivas y tan taquilleras como un Mundial.”   

Para mí lo mejor del Mundial de Qatar es que ya se acabó y que los colombianos volvemos a la carrera de clasificar a Estados Unidos - Canadá y México en 2026.”  

Mbappé tiene toda la razón, en todas las variables el fútbol europeo es el mejor del mundo, como ligas y como naciones, lo que pasa es que Brasil y Argentina hacen la excepción.”  

A Argentina, en el fútbol, lo que le sobra en talento y calidad le falta en gallardía; allá el único Gallardo es “El Muñeco”.  

Messi, redondea su carrera, sólo eso para celebrar. El campeón del mundo habla español, con soberbia gaucha y acento italiano, con ese ardor que rompe la unanimidad suramericana.” 

 

Como dijera nuestro sabio Pambelé, “es mejor ser rico que pobre” y eso Qatar lo tiene muy claro, con sus fastuosos estadios y sus ciudades hechas a la medida. 


miércoles, 23 de noviembre de 2022

Miscelánea - Ver o no ver el mundial

 


Por James Cifuentes Maldonado 

 

 

Para completar esa dinámica extraña en la que ha entrado el mundo en la última década por cuenta de las redes sociales y en los últimos tres años por la pandemia y sus consecuencias, todo parece indicar que por estos días el dilema de ser o no ser se reedita en si vemos el mundial o no vemos el mundial.  

 

Como Vicente va para donde va la gente, púes hablemos del mundial, para que no desentonemos y no terminemos viéndonos como unos viejitos gagás radicalizados por la indignación de moda, en este caso por los casi 7000 trabajadores, en su mayoría emigrantes, que dicen que murieron en Qatar, por cuenta de la construcción de los 8 estadios que nadie sabe para qué quedarán sirviendo luego de que pase el evento. Porque, ese es el punto, hoy por hoy estar “in” consiste montarse en la ola de la indignación del momento; un día por los derechos de las mujeres, otro día por los animales que son seres sintientes, pidiendo que viva el toro y que muera el torero; otro día por la reforma tributaria que es razonable y necesaria si la decreta el político de nuestros afectos pero que es terrible y reprobable si la dispone nuestro contrario, aunque al final sea impajaritable que cada cuatrienio nos claven 2 reformas, una empezando y otra al final, y así, desde que tengo memoria.  

 

Para no ir muy lejos, en Colombia ya llevamos unos años discutiendo por el número clave del horror, las 6402 víctimas mortales que dicen que dejaron los falsos positivos, que dicen que fueron auspiciados por la derecha extrema, que dicen que fue liderada en dos gobiernos por ese personaje, para unos, perverso, y para otros, un héroe, que no voy a nombrar, porque ¡ajá!, mejor deje así.   

 

Pero, volvamos a Qatar; la cuestión es que, así como no me constan los falsos positivos de mi país, no me constan los muertos del mundial, aunque, si el río suena, no debe ser porque estén cogiendo café.  

 

Sentí la tentación de romperme las vestiduras y publicar en mis redes, que las leo yo y 4 gatos, cuando más, que no vería el mundial, y así, con ese arrebato, posarme en uno de los extremos de este planeta bipolar en que se ha convertido la tierra, pero no, decidí que me dejaría llevar por los instintos, y mis instintos hicieron que ni siquiera me diera cuenta de que la inauguración de Qatar 2022 fue el pasado domingo y que el partido inaugural entre los anfitriones y los ecuatorianos era rayando el medio día; total, me los perdí porque andaba ocupado en cosas de mayor significado para mí.  

 

Por supuesto, mis lectores estarán pensando, ¡no joda!, pero si es el mundial, y el fútbol no tiene fronteras, y no importa si Colombia juega o no juega, sigue siendo el espectáculo “más grande del mundo”, como diría el finado Alberto Piedrahita; pero no, no puedo engañar al corazón y fingir, como algunas señoras casadas; no soy capaz de simular que siento lo mismo viendo un Colombia – Alemania que viendo Marruecos - Croacia, sería mentir.  

 

Entonces, siendo natural e inevitable, vibrar sólo con mi Selección Colombia y delirar sólo con mi Deportivo Pereira, estaré pendiente de cómo avanzan las primeras rondas en Qatar y cuando algún partido despierte mi interés o me emocione, por ejemplo, si clasifican los suramericanos, prenderé el televisor. 


miércoles, 16 de noviembre de 2022

Condenados al éxito, no se admite el fracaso

 


Por James Cifuentes Maldonado 

 

Absorto en mis pensamientos, desatados por esa sensación de angustia existencial y miedo al futuro que he venido notando en muchas personas, especialmente en los jóvenes, que en el escenario de las redes sociales y la tecnología se sienten exigidos y superados por referentes de éxito que estiman nunca alcanzarán. Las redes les han venido mostrando a nuestros muchachos un mundo ideal de felicidad y prosperidad fácil, exprés, que los sustrae de sus propias realidades, pero lo peor, lanzándoles el mensaje de que todo es perfecto y que no hay lugar para los fracasos, de hecho, que todo sucede tan rápido que no hay lugar para el error.  

 

A los jóvenes: Les digo que, si en algún momento sienten que les falta algo, que la mejor versión de ellos no ha llegado, sean pacientes y tengan en cuenta que la sabiduría de los sabios llega al final de sus días, porque es sobrenatural saber sin haber visto, sin haber tocado, sin haber sentido, sin haber vivido; que no hay viaje ni destino, ni metas ni sueños cumplidos, si no hay movimiento, si no hay recorrido; que en el viaje no existen los errores, sólo accidentes en el camino. Que la plenitud, que la realización total, consistirá en poder llegar a entender esto de una manera serena y a conciliarnos con nosotros mismos y que irónicamente eso solo sucederá al final de ese camino. Que mientras existamos mientras tengamos conciencia, permanentemente seremos una obra inacabada que sólo se completará con la muerte y la muerte llegará inexorablemente, en algunos casos con previo aviso, pero nunca jamás preguntará si estamos listos, por eso no podemos darnos el lujo de quedarnos en el suelo en la primera caída.  

 

A los viejos: La mayor preocupación que solemos tener quienes nos embarcamos en la aventura de criar una familia gira al rededor del futuro de los hijos, y no quisiéramos irnos sin que sus necesidades quedaran resueltas, entendiendo por ello su educación, su formación y hasta su actividad económica o su empleo. Es frecuente que los seres humanos, ciertas personas organizadas, tengan la obsesión de dejar asegurados todos sus asuntos antes de irse, sin embargo, hay que tener claro de qué después que morir nada de lo que dejemos será problema nuestro y que nuestra descendencia tendrá que lidiar con lo mucho o con lo poco que quede, en la forma, en la cantidad y con los líos que sean.  Por eso no vale la pena cavilar tanto y resulta más importante disfrutar lo que se tiene en el presente, con esos seres queridos.  

 

Adenda. Por situaciones de orden personal y familiar que he venido sorteando, por estos días he estado bastante reflexivo y trascendente, al punto que no sé dónde ponerme con toda esta sensibilidad que no me deja espacio para abordar los temas cotidianos de la ciudad, del país y ahora ultimo de mi Deportivo Pereira.   Sobre el Amado hoy solo atinaré a decir que era previsible que cayera como lo hizo en Bogotá, ante Sata Fe y Millonarios, que si bien fueron superiores no arrollaron a los matecañas que dieron ventaja con acciones aisladas como la expulsión de un jugador y un gol en contra.  Agregaré que los puntos de la clasificación están en casa y que seguramente mi equipo, si no clasifica a la final, por lo menos venderá cara la piel.  


miércoles, 12 de octubre de 2022

Pereira, una visión de corto plazo.


 Por James Cifuentes Maldonado 

 

Gran inquietud me genera el desarrollo de la alternativa de movilidad hacia Cerritos a través del proyecto que la administración tuvo a bien llamar Avenida de Los Colibríes. En buena hora se tomó esta determinación para empezar a poner al día el enorme atraso que en materia de infraestructura tiene nuestra ciudad, en la que, si la Avenida 30 de agosto o Las Américas se ven interrumpidas, colapsa toda el Área Metropolitana, lo cual no es un inconveniente menor, considerando el auge que ha tomado el turismo en el Eje Cafetero, con epicentro natural en Pereira, por la equidistancia a todos los lugares atractivos que hay por esta región. 

Muy animado por el desarrollo que significa la vía, no solamente como solución de movilidad hacía esa nueva Pereira que se construye en Cerritos y que algún día se confundirá con la Virginia y Cartago, sino además por la valorización, desde el pasado mes de abril empecé a caminar por los lugares a intervenir en el sector comprendido entre los Bulevares y el Tigre, notando cierto progreso en el movimiento de tierras y luego y visualizando el trazado de la rotonda a la altura del Liceo Inglés.   Sin embargo y a pesar de que estaba previsto que el primer tramo estuviera concluido para entregarlo como regalo el 30 de agosto, ello no fue posible, entiendo que por la ola invernal y especialmente por situaciones no resueltas con la negociación de los predios. 

A la fecha y aunque ya hay un avance significativo, no pareciera que ese primer tramo pudiera estar listo para el cierre del presente año, lo que nos lleva a preguntarnos entonces ¿para cuándo estaría lista la segunda fase? 

Vi la entrevista que mi colega Luis García le hizo al médico Michel Medina, vocero de la veeduría que se constituyó con ocasión de la obra, quien nos refrescó la memoria y nos dejó hondas preocupaciones.  Nos recordó el Dr. Medina: Que desde hace 20 años se había visionado la denominada Avenida Sur-Sur, que partiría igualmente desde el Tigre, pasaría por detrás de lo que hoy es San José de las Villas y de los condominios El Cairo y Sabanitas y desembocaría en la Variante Condina y que para esa iniciativa ya se habían identificado los predios que se verían afectados e incluso se habían previsto las cesiones. 

Si la cosa es como la plantea la veeduría ¿por qué carajos nos metimos en la enguanda de entrar a Cerritos con una avenida con las especificaciones de ancho que tiene Los Colibríes, por una zona tan consolidada urbanísticamente, con las implicaciones en costos que ello tiene luego de la revaluación catastral? Esto, sin ahondar en el impacto ambiental.  

Yo sé que el señor alcalde estaba pensando en grande, pero en este caso, pensar en grande, como se lo merece y lo exige la ciudad, era de una vez meterle el diente a la Sur-Sur e implementar Los Colibríes, como una conexión y un corredor alterno menos costoso y menos invasivo. 

Hace 40 años, hubo un barrio que tuvo avenida doble calzada y calles antes que casas y habitantes, ese barrio es la ciudadela Perla del Otún. Me pregunto ¿era mucho pedir planificar y construir el nuevo Cerritos como se planificaron y se construyeron los 2500 lotes?  

Y mejor no hablemos de la mini glorieta de Corales, para que no nos dañemos el día.

miércoles, 21 de septiembre de 2022

Miscelánea - De nóminas paralelas y otros cuentos

 


 

Por James Cifuentes Maldonado 

 

 

El actual gobierno nacional está adelantando la revisión de las mal llamadas “nóminas paralelas”, compuesta por personal vinculado a las entidades públicas a través de contratos de prestación de servicios; ello como parte del propósito de formalización del empleo público y dignificación del trabajo en el que se ha empeñado la Colombia Humana. 

 

Si las intenciones del gobierno apuntan a que muchos de esos contratistas van a ser vinculados a las plantas de las entidades y se va a hacer la depuración de los que no aportan nada a la función pública, no puedo menos que celebrarlo por anticipado, sin embargo, soy escéptico; creo que no pasará ni lo uno ni lo otro, porque se trata de un fenómeno inherente a la forma en que en Colombia se hace la política y específicamente las campañas electorales, en las que los votos no solo ponen gobernantes, congresistas, diputados y concejales, sino que además se traducen en cuotas burocráticas y en puestos; la mayor parte de ese botín representado en contratos de prestación de servicios. 

 

Los medios de comunicación dejan en la opinión pública la sensación de que solo se trata de un problema de corrupción, es decir que la tal “nómina paralela” solo consiste en un montón de personas naturales, e incluso jurídicas, que cada mes cobran los honorarios sin hacer nada, y eso no es verdad, o por lo menos no puede decirse así en términos absolutos. 

 

A manera de ejemplo y con conocimiento de causa, puedo contarles que la fuerza de trabajo de un municipio como Pereira está constituida entre un 60% y un 70% por contratistas. Eso significa nada más ni nada menos que si no hay contratación de servicios muchas de las cosas que están a cargo de la alcaldía no podrían hacerse. 

 

Ahora, ¿de dónde salen los contratistas? Un pequeñísimo margen de ellos llega a la administración por su formación, su idoneidad y su experiencia, a manera de cuotas técnicas o de confianza llevadas por los jefes de despacho, el resto, la gran mayoría, hacen parte de los listados que se generan luego de cada proceso electoral y con los que se completan los equipos de trabajo. 

 

No digo que el sistema burocrático basado en el proselitismo por sí solo sea malo, ya que, en principio, encuentro razonable que quienes trabajan y sacan adelante un determinado proyecto político puedan ver recompensado su trabajo con la participación en el gobierno a través de un empleo, con un cargo o un contrato. El problema surge cuando los beneficiarios de esos puestos no cumplen con los perfiles, ni con las funciones, ni con los fines para los cuales son vinculados y defienden su negligencia y su ineptitud con el respaldo político; de este tipo hay muchos casos y constituyen una verdadera vena rota que desangra el erario. 

 

Pero existe la otra cara de la moneda, cientos de contratistas honestos, gente humilde cumplidora de sus deberes, que trabajan con horario y sin horario, aun cuando no tienen contrato, que sufren cada mes para pagar la seguridad social, para poder pasar la cuenta de cobro; verdaderos empleados, sin prestaciones, sin garantías y cuya estabilidad depende de que su jefe político no les retire el apoyo y que no se queme en las siguientes elecciones. 

 

Esto es más que nóminas paralelas, se trata de un sistema perverso e injusto que tenemos que cambiar. 

 


Miscelánea - El Gobierno que está aprendiendo

 



 

Por James Cifuentes Maldonado  

  

 

Me permito hacer algunas glosas sobre el mes larguito que lleva el nuevo gobierno en Colombia.  

 

Vergonzosas todas las ocasiones en que Gustavo Petro ha incumplido, como el primer encuentro con los alcaldes del país y actos oficiales como la transmisión del mando militar, eventos a los que no alcanzó a llegar, incluso al sepelio de los policías masacrados en el Huila el presidente llegó ya entrada la noche. Razones, seguramente habrá muchas, pero se ve feo y refleja precisamente las complejidades de la transición y la primiparada.  

 

No deja un buen sabor de boca, dentro de las expectativas de cambio, la designación de personas en el gobierno de Petro, que representan la dirigencia tradicional y las viejas costumbres políticas, pero yo en este sentido no me llamo a engaño; soy consciente de que en el bus de las alianzas que llevaron al Pacto Histórico a la Casa de Nariño se subieron muchos indeseables que sin embargo no podían ser rechazados, porque, si esos “indeseables” se hubieran sumado, por ejemplo a la campaña de Fico o a la Rodolfo, tampoco los hubieran despreciado y hoy otro gallo estaría cantando. El clientelismo es inherente a la política y a la democracia.  

 

El tema con la ministra de Minas y Energía, la filósofa Irene Vélez, es desconcertante, primero porque uno creería que las competencias y la experiencia específica son muy importantes en una cartera ministerial tan neurálgica y es claro que la Doctora Vélez llegó a aprender; entiendo que esa designación corresponde a un compromiso directo de Petro con el señor padre de la ministra, y por eso causa pena que el señor presidente se vea obligado a salir a defender con uñas y dientes la designación. Ahora, no es menos cierto que hasta el momento la cosa no ha pasado de gazapos verbales, no ha sucedido nada material y grave como que se pierdan setenta mil millones, y a pesar de ello los medios de comunicación y las redes sociales le han dado a la ministra hasta con el balde.  

 

Algunos patriotas opositores han elevado su voz anticipándose a la inminente trepada de precios de la gasolina, por el agotamiento del Fondo de Estabilización, haciendo parecer el asunto como un desafuero de Petro. Por suerte desde los gremios como la ANDI y voces muy autorizadas como la del exministro Juan Carlos Echeverry, han llamado a la sensatez y a que se rodee al presidente en esta difícil decisión, sobre un problema cuya solución se venía aplazando desde gobiernos anteriores y que representa el lado más regresivo de las finanzas públicas.   Los colombianos tenemos que entender que llevamos muchos años con una gasolina barata y que para que eso fuera posible hicimos una vaca en la que han venido poniendo plata hasta los que no tienen carro ni moto.  Es decir, subsidiar la gasolina es la forma más grosera de hacer más ricos a los ricos y más pobres a los pobres.  

A propósito de los oportunistas que le quieren sacar réditos a la escalada de violencia del último mes, les quiero decir que las masacres en Colombia no empezaron con la era Petro, así como la repartija de mermelada no se la inventó Juan Manuel Santos. Ambos fenómenos, históricos, hacen parte de un libreto usado a conveniencia por cierta clase dirigente, cuando no tiene el poder.  

jueves, 1 de septiembre de 2022

Las ganancias tempranas del cambio

 



 

 

Por James Cifuentes Maldonado 

 

 

Aun es insospechado el rumbo del presente gobierno, el primero de izquierda y contrario al establecimiento en 200 años en Colombia. Lo que sí está claro, por la dinámica de los anuncios y el talante de Gustavo Petro y de sus colaboradores en los principales cargos designados, es que no será como lo anunciaban los discursos catastróficos y mala leche que se dieron en el calor de la campaña presidencial.  En la víspera hemos visto muchos cañazos lanzados estratégicamente a la opinión pública, como una forma de ir tanteando el terreno y midiendo las fuerzas y las posibilidades frente a la oposición, frente al empresariado y la dirigencia tradicional que en absoluto han desaparecido y por el contrario han tenido un nuevo significado y han cobrado mayor relevancia.  

 

Esa vaina del respeto de los derechos y el valor de las instituciones es algo que suena muy distinto cuando gobiernan los históricos, los mismos de siempre, que cuando gobiernan los que nunca lo han hecho. Es bien llamativo como empiezan a darse narrativas de protesta, de reclamo y de reivindicación de las garantías desde orillas ideológicas y clases sociales que antes eran sordas e indiferentes al clamor popular.  

 

Sorprende y resulta extraño que, desde medios como la Revista Semana, sí, la de los Gilinski, empiecen a alzarse las voces de editorialistas e influenciadores afectos al anterior gobierno, por el derecho a la libre opinión, cuando fue desde esa misma casa con su metamorfosis hacia el sensacionalismo de derecha, donde se desvirtuaron las buenas prácticas del periodismo y se forzó la salida columnistas y profesionales destacados de la comunicación, por el mero hecho de no pensar como lo dueños y por no secundar sus intereses. 

 

El efecto de la inversión de poderes y lo saludable que ello resulta, se ve latente en temas tan sensibles y tan polémicos como la política energética, sobre la cual han corrido ríos de tinta y cientos de opiniones por todos los medios, que han dejado clara la inconveniencia de suspender las exploraciones y desasegurar las reservas de gas. El gobierno no es tonto y no puede ser hermético a las razones y por lo menos en este sentido se ha abierto a la discusión, que equivale a decir a la reconsideración. Igual situación se ha dado con otros puntos de discusión como la reforma tributaria y las modificaciones a la ley laboral.   

 

Existen muchos motivos para pensar que Colombia no será como Venezuela y que la izquierda de este país es consciente de la responsabilidad que tiene con sus electores, con toda la nación y con las futuras generaciones, porque si lo hacen mal, nos condenarán a otros 200 años de democracia simbólica y unipolar de derecha.   

 

Me entusiasma que los sobresaltos y tensiones que muy seguramente tendrá el gobierno de la Colombia Humana sean útiles para fortalecer y renovar el papel de los partidos políticos, en un modelo programático y de verdadera alternancia en el ejercicio del poder, donde cada 4 años se premie a los buenos administradores y se castigue a los incompetentes.  

 

Me asiste la esperanza de que al término del presente gobierno hayamos podido desmontar el macartismo alrededor de las ideologías de izquierda y entendamos, por fin, que el país se construye cimentado precisamente en la diferencia.