miércoles, 16 de noviembre de 2022

Condenados al éxito, no se admite el fracaso

 


Por James Cifuentes Maldonado 

 

Absorto en mis pensamientos, desatados por esa sensación de angustia existencial y miedo al futuro que he venido notando en muchas personas, especialmente en los jóvenes, que en el escenario de las redes sociales y la tecnología se sienten exigidos y superados por referentes de éxito que estiman nunca alcanzarán. Las redes les han venido mostrando a nuestros muchachos un mundo ideal de felicidad y prosperidad fácil, exprés, que los sustrae de sus propias realidades, pero lo peor, lanzándoles el mensaje de que todo es perfecto y que no hay lugar para los fracasos, de hecho, que todo sucede tan rápido que no hay lugar para el error.  

 

A los jóvenes: Les digo que, si en algún momento sienten que les falta algo, que la mejor versión de ellos no ha llegado, sean pacientes y tengan en cuenta que la sabiduría de los sabios llega al final de sus días, porque es sobrenatural saber sin haber visto, sin haber tocado, sin haber sentido, sin haber vivido; que no hay viaje ni destino, ni metas ni sueños cumplidos, si no hay movimiento, si no hay recorrido; que en el viaje no existen los errores, sólo accidentes en el camino. Que la plenitud, que la realización total, consistirá en poder llegar a entender esto de una manera serena y a conciliarnos con nosotros mismos y que irónicamente eso solo sucederá al final de ese camino. Que mientras existamos mientras tengamos conciencia, permanentemente seremos una obra inacabada que sólo se completará con la muerte y la muerte llegará inexorablemente, en algunos casos con previo aviso, pero nunca jamás preguntará si estamos listos, por eso no podemos darnos el lujo de quedarnos en el suelo en la primera caída.  

 

A los viejos: La mayor preocupación que solemos tener quienes nos embarcamos en la aventura de criar una familia gira al rededor del futuro de los hijos, y no quisiéramos irnos sin que sus necesidades quedaran resueltas, entendiendo por ello su educación, su formación y hasta su actividad económica o su empleo. Es frecuente que los seres humanos, ciertas personas organizadas, tengan la obsesión de dejar asegurados todos sus asuntos antes de irse, sin embargo, hay que tener claro de qué después que morir nada de lo que dejemos será problema nuestro y que nuestra descendencia tendrá que lidiar con lo mucho o con lo poco que quede, en la forma, en la cantidad y con los líos que sean.  Por eso no vale la pena cavilar tanto y resulta más importante disfrutar lo que se tiene en el presente, con esos seres queridos.  

 

Adenda. Por situaciones de orden personal y familiar que he venido sorteando, por estos días he estado bastante reflexivo y trascendente, al punto que no sé dónde ponerme con toda esta sensibilidad que no me deja espacio para abordar los temas cotidianos de la ciudad, del país y ahora ultimo de mi Deportivo Pereira.   Sobre el Amado hoy solo atinaré a decir que era previsible que cayera como lo hizo en Bogotá, ante Sata Fe y Millonarios, que si bien fueron superiores no arrollaron a los matecañas que dieron ventaja con acciones aisladas como la expulsión de un jugador y un gol en contra.  Agregaré que los puntos de la clasificación están en casa y que seguramente mi equipo, si no clasifica a la final, por lo menos venderá cara la piel.  


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