Por
James Cifuentes Maldonado
Aun
con el efecto continuado que nos dejó el guayabo y el despecho de haber sido
eliminados de Qatar 2022, respirando por la herida, muchos pelamos el cobre
diciendo que ese mundial no nos interesaba, que ¡qué pereza! un evento
concebido en la corrupción y en los sobornos, para satisfacer el capricho de
una familia rica en una nación que ni en 3 generaciones se gastará la fortuna
que tiene. Y parece que, por un
lado, teníamos razón, porque, acabado el certamen, las raíces y los tentáculos
del escándalo parecen profundizarse, al punto de tener ya parlamentarios
europeos involucrados, acusados de favorecer ya no el mero interés de Qatar en
el futbol sino en cuestiones políticas y económicas de más hondo calado.
En
lo que sí estábamos equivocados los amargados que no queríamos ver el mundial
esta vez, por rabones y reveceros, era en que, al margen de donde se haga un
Mundial de Futbol, ese es y será un espectáculo imperdible, y que así fuera por
el mero experimento de demostrarnos todo lo que el dinero puede lograr, los
cataríes se lucieron en todos los sentidos, siendo tan suertudos de que el
principal protagonista de la fiesta, es decir el juego, emergió a borbotones,
con encuentros electrizantes y con resultados insospechados, en la rebelión de
los chicos como Marruecos, que dejó en el camino a España y la sorpresa de la
eliminación de Brasil en cuartos de final a manos de Croacia.
Para
rematar, la final perfecta, Francia con el poder de Mbappé y la Argentina de
Messi en la antesala de la consagración.
Igualmente,
por despecho, por esa tuna que nunca nos hemos podido sacar, muchos, como yo,
dijimos que nos volveríamos franceses, aunque al final reconsideramos, por la
dignidad sudaca y caímos rendidos ante la calidad, la solidez y el temperamento
de los gauchos que les valió para alcanzar su tercer título y estallar la
Avenida 9 de julio y hacer temblar el Obelisco en Buenos Aires, aun con el
fastidio de ver al pelmazo de Emiliano Martínez alias “el dibu” hacer su
acostumbrado show de grosería.
Cuando
terminó el que yo considero el mejor partido de la historia, me quedé rumiando
los sabores que en mi boca quedaron con el Mundial Qatar 2022, con algunas
frases que publiqué en mis redes y que ahora les comparto.
“Sin complejos; el fútbol es para La Argentina lo que el ciclismo es para Colombia, la ÉLITE; lástima que las grandes vueltas no sean tan masivas y tan taquilleras como un Mundial.”
“Para mí lo mejor del Mundial de Qatar es que ya se acabó y que los colombianos volvemos a la carrera de clasificar a Estados Unidos - Canadá y México en 2026.”
“Mbappé tiene toda la razón, en todas las variables el fútbol europeo es el mejor del mundo, como ligas y como naciones, lo que pasa es que Brasil y Argentina hacen la excepción.”
“A Argentina, en el fútbol, lo que le sobra en talento y calidad le falta en gallardía; allá el único Gallardo es “El Muñeco”.
“Messi, redondea su carrera, sólo eso para celebrar. El campeón del mundo habla español, con soberbia gaucha y acento italiano, con ese ardor que rompe la unanimidad suramericana.”
Como
dijera nuestro sabio Pambelé, “es mejor ser rico que pobre” y eso Qatar lo
tiene muy claro, con sus fastuosos estadios y sus ciudades hechas a la medida.
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