miércoles, 19 de abril de 2023

Miscelánea

  


Por James Cifuentes Maldonado 

 

 

Para bajarse la presión podría decirse que un partido de fútbol con Boca Juniors de Argentina, en el legendario campo de La Bombonera, es perfectamente  perdible, sin importar el rival y mucho más si quien está al frente en la cancha es el Deportivo Pereira, un equipo longevo, tradicional, muy querido en su plaza, que además despierta simpatías en muchos rincones de Colombia, pero que sin embargo nunca había ganado nada, hasta cuando esa noche fantástica del 7 de diciembre de 2022 le permitió a su hinchada tocar el cielo y alcanzar una estrella, instalando en su discreta estantería el máximo trofeo del fútbol profesional colombiano. 

 

En la víspera de semejante encuentro tuve la incómoda sensación de escribir esta nota editorial que estará publicada cuando ya el resultado Boca - Deportivo Pereira esté consumado y sea un capítulo más en la historia de nuestra divisa. 

 

Pero sí, seamos claros, realistas, perder con Boca Juniors es y será siempre previsible, sin importar el momento de la escuadra xeneize. Dentro de esta lógica, Empatar o ganar en la primera salida internacional, nada más y nada menos que en Argentina,  igualmente es y será un sueño para cualquier equipo de futbol que esté emergiendo de la parroquialidad de su país para presentarse en lo más alto de la escena continental, como lo es la Copa Libertadores de América. 

 

La cosa es más o menos de esta dimensión, Boca Juniors, ese equipo tan cercano a nuestros afectos, como lo es en general el futbol argentino donde han figurado muchos colombianos, tiene en su haber 35 títulos de liga nacionales, 22 internacionales, entre ellos 6 Copas Libertadores y 3 copas intercontinentales de clubes.  Esto nos da una idea de lo que significa para el Deportivo Pereira hacer su debut en la Libertadores precisamente con Boca.  Algunos dirán que en Suramérica hay equipos más notables o ganadores, y yo les diré que sí, pero no son Boca. 

 

El “Grande Matecaña” se catapultó a la gloria en cuestión de dos años, que coinciden con la llegada del estratega Alejandro Restrepo, responsable en gran medida de lo que hoy estamos viviendo, esta incontenible epidemia de fiebre roja y amarilla que ha contagiado a los hinchas y hasta los que no lo son, porque el Deportivo Pereira es una parte muy significativa de la marca de ciudad que se ha venido construyendo. 

 

El hecho de que haya sido justamente el profesor Restrepo quien haya posibilitado todas estas dichas no es casual ni arbitrario y tiene que ver con la probada capacidad de ese profesional de armar, sintonizar y sacar lo mejor de los equipos que dirige, partiendo de los recursos disponibles, hecho que quedó confirmado cuando en 2023 le ha tocado afrontar el torneo apertura con un plantel renovado en un 70%, porque el equipo campeón fue desmantelado y los resultados, aunque no son los mejores, muestran un nuevo proceso que va por buen camino. 

 

AdendaCelebro la determinación de la alcaldía de Medellín de no prestar el Estadio para el partido de Nacional en copa, a raíz de los recientes desmanes en ese escenario. Es un doloroso precedente que avisa a todos clubes y a todos los hinchas sobre sus responsabilidades. La pasión y las rivalidades no pueden ir más allá de lo deportivo.  La violencia por el futbol no se justifica. 

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