Por James Cifuentes Maldonado
Pensar
con el deseo, es una expresión que solemos utilizar cuando esperamos
que algo suceda, porque así lo queremos, porque nos parece, porque no
hay duda que es lo que más le conviene a uno o a toda
la comunidad, pasando por alto, la cruda realidad y las razones que,
analizadas con cabeza fría, hacen que una determinada iniciativa sea
inviable.
En
los grandes proyectos, personales o colectivos, esa objetividad que
tantas veces nos frustra, se resume en un solo factor: No tenemos plata;
y si no tenemos plata pues hay que esperar.
Esa
pareciera ser la conclusión a la que se llegó en reciente sesión
ordinaria del Concejo Municipal de Pereira, cuando prácticamente se
descartó, en el corto y mediano plazo, el anhelo de contar con
nuestro Parque Central, en los predios que históricamente ha ocupado el
Batallón San Mateo que, a diferencia de lo expresado por el concejal
Mauricio Salazar, a mí sí me incomoda, porque ya no se justifica
semejante desaprovechamiento de un espacio que hoy
debe ser para la gente.
El
Brigadier General Omar Esteban Sepúlveda Carvajal, comandante del
Batallón de Ingenieros del Ejército Nacional, con su exposición ante los
cabildantes, literalmente nos bajó de la nube y nos hizo
entender que nos falta mucho pelo para el moño si de verdad queremos
pensar en el traslado del Batallón San Mateo. En cifras gruesas, la
reubicación de esa locación militar cuesta unos 200 mil millones de
pesos y, al parecer, esa astronómica cifra solo refiere
al componente logístico para acondicionar el perímetro y la seguridad
en la sede pretendida en el sector de Miralindo en la Virginia, es decir
que no comprendería la nueva planta física.
Los
terrenos del San Mateo, que constituyen el corazón de la ciudad, no son
nuestros y si queremos recuperarlos, hay que casar mucho dinero, justo
lo que no hay, lo que nos pone a reflexionar sobre
la primacía del bienestar general y si ese interés superior debería
llevar al Gobierno Nacional a ponerse la mano en el considere y a
proyectar los recursos para que Pereira pueda desarrollar el lote
principalmente como un parque tecnológico y una reserva
ambiental, y no tengamos que urbanizarlo para asegurar su
sostenibilidad, y en esto sí estoy de acuerdo con el concejal Salazar.
Hoy
el Parque San Mateo es una quimera; así lo han entendido nuestros
concejales, ante la frialdad de los números, pero no puede dejar de ser
un gran sueño por el que debemos seguir trabajando. … Con
lo sucedido en el Concejo, siento que bajamos los brazos.
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