jueves, 19 de marzo de 2020

CONSECUENCIAS DE INCUMPLIR LAS MEDIDAS DE EMERGENCIA SANITARIA POR COVID-19




Por James Cifuentes Maldonado

En el ámbito del Derecho de Policía, cualquier ciudadano cuando desacata las órdenes de los alcaldes, gobernadores y aun del presidente, que son autoridades de policía, incurre en el comportamiento contrario a la convivencia fijado en el numeral 2 del artículo 35 de la Ley 1801, (Incumplir, desacatar, desconocer e impedir la función o la orden de Policía.), dando lugar a  multa general tipo 4 que asciende a $936.000, adicional a la posibilidad de aplicar la medida de Participación en programa comunitario o actividad pedagógica de convivencia.

De otro lado, la Salud Pública es una Categoría Jurídica fijada en el artículo 6 del Código Nacional de Seguridad y Convivencia, que tiene un efecto transversal en la seguridad y la convivencia, por lo tanto, en el contexto de emergencia y de restricción que estamos afrontando en Colombia, muchos comportamientos pueden derivar en medidas correctivas para los infractores con multas tipo 1, 2, 3 y 4, con 4, 8, 16 y 32 salarios mínimos diarios, respectivamente.

Por consiguiente, existen muchos otros comportamientos contrarios a la convivencia en los que pueden incurrir los ciudadanos, cuando desatienden las medidas sanitarias y de emergencia, asociados a actividades específicas como las económicas en los establecimientos públicos, las urbanísticas, las del espacio público etc.; pero podemos decir que en general el incumplimiento primariamente se funda en el numeral 2 del artículo 35, ya referido.

En todo caso, cuando un policía o un inspector o corregidor hagan el tratamiento del comportamiento de un ciudadano deberá calificarlo según las circunstancias específicas de ocurrencia y las medidas correctivas obedecerán a los principios de razonabilidad, necesidad y proporcionalidad.

En principio en Pereira el manejo va a ser preventivo y pedagógico, por tanto las medidas que más aplicará la Policía Nacional serán la mediación y los traslados por protección a los propios domicilios de los niños o de los adultos menores que incumplan las restricciones del toque de queda, o incluso para toda la población si llega a darse la cuarentena general.

El Código de Policía en principio no deriva en sanciones penales, salvo que ya en un caso específico donde se le imparta una orden a un ciudadano como resultado de un proceso y la misma se incumpla, puede trascender al tipo penal de Fraude a Resolución Judicial que contempla penas de 1 a 4 años y multas de hasta 50 SMLMV. (Art 454 del CP).

Igualmente, si estuviéramos en el escenario de la Violación de las Medidas Sanitarias, según el artículo 368 del Código Penal, quienes lo hagan pueden ir a prisión de cuatro hasta ocho años.

miércoles, 18 de marzo de 2020

Miscelánea, Enemigo Público


Por James Cifuentes M.

La salud mundial está siendo amenazada por un riesgo biológico, un virus, en una situación jamás vista. Por supuesto que la historia da cuenta de otras pandemias, incluso más catastróficas que lo que pudiera llegar a ser la del denominado COVID-19; la más reciente hace 100 años, la llamada gripa española que asoló varios países  entre Estados Unidos y Europa, con 40 millones de muertos, algunos dicen que las cuentas estuvieron mal hechas, que fueron 100 millones.
Lo distinto ahora, en este mundo interconectado, es que todo cuanto sucede se sabe de manera inmediata y quienes le damos la importancia que amerita a la situación, hemos venido haciendo seguimiento desde cuando la noticia se reducía a la costumbre exótica de algunos chinos de comer sopa de murciélago, y que al parecer, no está comprobado, habría dado lugar al ataque viral que nos ha puesto en jaque.
Pero la noticia ya no es noticia, es una cruel realidad que ya no podemos seguir viendo en perspectiva, desde la distancia, como un problema que les sucede a otros; como casi todo, como la guerra que mayormente sufren los colombianos en algunas regiones y que los citadinos ignoramos.
En principio lento y luego con una progresión exponencial, en la radio y la televisión, casi que en vivo y en directo, nos han venido haciendo el inventario de los infectados y de los muertos, primero en Asia, luego en Europa y, como si se tratara de una inundación inevitable, en América y en Colombia, el agua ya nos está mojando los pies y esperamos no nos llegue al cuello.
Cada vez estamos más seguros que ninguna prevención es exagerada, las experiencias de Italia y España así lo indican. Mientras en Colombia estamos suspendiendo reuniones y actividades aun con cierto escepticismo, en Paraguay desde cuando apareció el primer infectado declararon la cuarentena general.
Que es terrible, sí, y puede ser peor, un viaje sin retorno para miles de personas, si no acatamos las medidas y no nos autorregulamos. Por eso es inaceptable que, declarado el cierre de las entidades educativas, los niños hayan seguido jugando en las calles, y los jóvenes rumbeando, como si nada,… ¿y los padres? … bien gracias, comprando papel higiénico.
La alcaldía decretó rigurosas medidas sanitarias, con el cierre de muchos establecimientos y ordenó el toque de queda para unos segmentos de la población; decisiones muy duras para cualquier gobernante; Carlos Maya hace lo que tiene que hacer y es justo y sensato que los pereiranos le correspondamos.

jueves, 12 de marzo de 2020

Miscelánea 12/03/2020

 
Por James Cifuentes Maldonado
 
He vivido en un permanente conflicto con el tratamiento mediático que se les da a las mujeres, cuando se pretende defender sus derechos y su condición dentro de la sociedad, de una manera contraproducente que termina mostrándolas como inferiores o desvalidas. No creo que la mujer sea por principio o por definición débil o vulnerable, como se les hace ver; más bien creo que ha faltado mucha conciencia sobre la igualdad entre géneros, para admitirnos todos y todas como valiosos y fuertes, con potencialidades en todos los ámbitos, propiciadas precisamente por la diferencia.
Destinar un día para "celebrar” la importancia de las mujeres es chévere, pero es perpetuarnos en una discriminación de ribetes peyorativos. Yo admito que la realidad histórica muestra que la mujer ha debido librar una lucha para reivindicar sus derechos civiles, económicos, laborales y políticos, pero eso ha sido una barbaridad, no ha debido ser así, porque esa lucha ha estado basada en la necesidad de derrumbar barreras artificiosas, producto de la ignorancia, cimentadas en la religión y en la política, tradicionalmente dominadas por el machismo.
No tiene mucho sentido un día para la mujer, o un día para el hombre, cuando ambos se dan significado mutuamente, como el ying y el yang, o el cóncavo y convexo del que habla Roberto Carlos en la canción.  En buena hora, creo que hoy las mujeres tienen un lugar y un espacio plenamente reconocido, por el avance de la razón y la civilización.
Ellas siempre han trabajado y han sido el alma de la familia, pero el resto de los caminos hacia su realización intelectual, profesional y hasta espiritual estuvieron plagados de absurdos, como en la carta en la que Pablo le decía a Timoteo que las mujeres no debían hablar en el templo, porque Adán fue primero y Eva llegó después.
Afortunadamente, en Corintios 1-11, leemos: “Por supuesto que para el Señor, la mujer no existe sin el hombre ni el hombre sin la mujer.”, y en el versículo 12: “Porque si la mujer procede del hombre, a su vez, el hombre nace de la mujer y todo procede de Dios.”.
Un día es muy poco, casi nada; yo respeto y valoro a las mujeres siempre, como esa mitad y ese complemento infaltable; esa alianza eterna sobre la cual se ha construido el mundo; pero, para no quedar políticamente incorrecto, envío mi felicitación a la mujer madre, a la mujer esposa, a la mujer trabajadora, a la mujer profesional, a la mujer científica, a la mujer líder,  incluso a la mujer astronauta,... a todas.

miércoles, 4 de marzo de 2020

MISCELÁNEA 04/03/2020


Por James Cifuentes Maldonado
Pensar con el deseo, es una expresión que solemos utilizar cuando esperamos que algo suceda, porque así lo queremos, porque nos parece, porque no hay duda que es lo que más le conviene a uno o a toda la comunidad, pasando por alto, la cruda realidad y las razones que, analizadas con cabeza fría, hacen que una determinada iniciativa sea inviable.
En los grandes proyectos, personales o colectivos, esa objetividad que tantas veces nos frustra, se resume en un solo factor: No tenemos plata; y si no tenemos plata pues hay que esperar.
Esa pareciera ser la conclusión a la que se llegó en reciente sesión ordinaria del Concejo Municipal de Pereira, cuando prácticamente se descartó, en el corto y mediano plazo, el anhelo de contar con nuestro Parque Central, en los predios que históricamente ha ocupado el Batallón San Mateo que, a diferencia de lo expresado por el concejal Mauricio Salazar, a mí sí me incomoda, porque ya no se justifica semejante desaprovechamiento de un espacio que hoy debe ser para la gente.
El Brigadier General Omar Esteban Sepúlveda Carvajal, comandante del Batallón de Ingenieros del Ejército Nacional, con su exposición ante los cabildantes, literalmente nos bajó de la nube y nos hizo entender que nos falta mucho pelo para el moño si de verdad queremos pensar en el traslado del Batallón San Mateo. En cifras gruesas, la reubicación de esa locación militar cuesta unos 200 mil millones de pesos y, al parecer, esa astronómica cifra solo refiere al componente logístico para acondicionar el perímetro y la seguridad en la sede pretendida en el sector de Miralindo en la Virginia, es decir que no comprendería la nueva planta física.
Los terrenos del San Mateo, que constituyen el corazón de la ciudad, no son nuestros y si queremos recuperarlos, hay que casar mucho dinero, justo lo que no hay, lo que nos pone a reflexionar sobre la primacía del bienestar general y si ese interés superior debería llevar al Gobierno Nacional a ponerse la mano en el considere y a proyectar los recursos para que Pereira pueda desarrollar el lote principalmente como un parque tecnológico y una reserva ambiental, y no tengamos que urbanizarlo para asegurar su sostenibilidad, y en esto sí estoy de acuerdo con el concejal Salazar.
Hoy el Parque San Mateo es una quimera; así lo han entendido nuestros concejales, ante la frialdad de los números, pero no puede dejar de ser un gran sueño por el que debemos seguir trabajando. … Con lo sucedido en el Concejo, siento que bajamos los brazos.