Por James Cifuentes Maldonado
Una
amiga me compartió un meme en el que el Ministro de Salud estaría
anunciando que el Fútbol Profesional Colombiano no iría más por
lo que resta de 2020, versión que inmediatamente el Gobierno
Nacional matizó, precisando que la puerta aun no está cerrada en esta
materia tan cara a los afectos de los hinchas y seguidores que somos
muchos; decía mi amiga: “del ahogado el sombrero” indicándome
que por lo menos tendremos al Deportivo Pereira un año más en la A;
triste y pírrica ganancia que nos dejaría el COVID-19.
Si
las cosas hoy quedaran congeladas en la Liga Bet-Play, las tablas
darían cuenta de que, jugadas 8 fechas, el Pereira ocupa el puesto 10
con 11 puntos, 4 menos que el primero que es Atlético Nacional,
es decir que aquí no se ha resuelto nada y, en mi opinión, no habría
ninguna posibilidad de dar un orden en la clasificación, lo que
implicaría para la historia del país que en el año 2020 el futbol fue
fallido, que no hubo vencedores ni vencidos.
De
cara al descenso, Boyacá Chicó, Jaguares y el amado Matecaña
simplemente aplazarían la discusión para 2021, y, dadas las
circunstancias de la crisis que empieza a afectar a los equipos, para el
año próximo se volvería a barajar y a repartir nuevamente ya que, para
nadie es un secreto que la fase pacífica del encierro ya ha terminado y
han empezado a darse las desavenencias entre directivos, técnicos y
jugadores, por el factor dinero, lo cual puede
llevar al traste el proceso no solo del Deportivo Pereira sino de
muchos planteles, porque casi mes y medio de cuarentena nos han
demostrado que cuando se para la producción no hay capital que aguante y
que en la hecatombe confirmamos que los pobres son más
pobres y que los ricos no lo son tanto, o por lo menos eso es lo que
nos hacen parecer.
Para nada siento gozo
porque el Pereira siga en la A, gracias a la parálisis y
arrinconados por un virus, comprometiéndose todo un proceso que desde el
ascenso nos tenía de plácemes, causando buenas sensaciones en el
retorno y encaminados en el sueño de alcanzar una estrella.
Si
por culpa de la pandemia el técnico Craviotto y sus dirigidos llegaran a
tomar las de villa diego, porque “amor con hambre no dura” y “por la
plata baila el mono”, sería una pena pero lo entendería.
Sin embargo les pido que se llenen de valor y de templanza, como lo
estamos haciendo todas las familias pereiranas, para que resistan.
Volver juntos ya sea en el segundo semestre o en 2021, al margen de lo
económico, sería muy meritorio y significativo.