(Foto Pereira En Vivo)
Por James Cifuentes Maldonado
El árbitro Andrés Rojas, con
cierto prestigio dentro del futbol profesional colombiano, por lo menos hasta
el pasado domingo, en el partido Pereira – Junior cambió su idoneidad y su
buena fama por la indignación de una de las mejores hinchadas del país como la
Matecaña, por el desconcierto y el enojo de más de 20 mil espectadores que
fueron al estadio Hernán Ramírez y la reprobación de los entendidos en la
materia, tanto de los periodistas deportivos como de los mismos árbitros.
El contexto de la fecha, que
deja sentimientos encontrados, se resume en que teníamos al Deportivo Pereira
3° en la tabla de posiciones a 3 puntos del liderato, en una racha de 5
victorias en línea y además venía de ganar el clásico cafetero, doblegando al
Once Caldas en su propio campo, lo que nunca ni jamás dejará de ser muy
significativo.
El ambiente no podía ser el
mejor y la hinchada acudió a la cita, aun en el brutal horario del domingo a
las 8:30 de la noche. Mi hijo y yo, que estamos abonados, nos tuvimos que poner
las pilas para conseguirle boleta a mi hija que se antojó de futbol. Cantamos
con entusiasmo los himnos, sobre todo el de Pereira, que es una de las cosas
que más me gustan de ir a futbol, todo el estadio es una sola voz, ya tenemos
fama por eso.
Rodó el balón, 10 minutos de
ímpetu del Pereira que avasalló al Junior pero no pudo concretar, a pesar de
haber creado varias oportunidades; el resto del primer tiempo para el olvido;
el rival también traía lo suyo y nos fuimos al descanso con dos goles en la
mochila.
Nos comimos las crispetas y en
un abrir y cerrar de ojos, los barranquilleros aún no se habían acomodado en la
cancha, el Depor igualó las acciones en los minutos 3 y 7 del segundo tiempo,
con anotaciones de Darwin y Jordan. El alma nos volvió al cuerpo pero la
angustia no paró, porque había mucho partido por delante y Junior era muy
punzante con un Didier Moreno que, de no haber jugado, otra hubiera sido la
historia.
Y pasó lo inimaginable; el
partido estaba muy cerrado, con un leve dominio local; corría el minuto 82
cuando Carlos Darwin Quintero, que no hay adjetivos para calificarlo, recupera
un balón por la punta izquierda y avanza como una culebra a mil por hora esquivando
rivales, se adentra en el área chica, y en un acto de magia se auto habilita,
el balón en el regate con el defensa juniorista pica hacia arriba casi dos metros y “el
científico” lo volea sólido y lo manda con furia al fondo de la red, Santiago
Mele sólo lo vio pasar.
3 a 2, un resultado que era
justo para el equipo y para la tribuna, hacíamos historia con la seguidilla de
6 triunfos, el Pereira estaba al tope de la tabla. Pero pasó lo que no podía
pasar. A los 6 minutos de adición llega el tercer gol de Junior el cual
es anulado inicialmente y sin duda por el juez de línea, sin embargo el árbitro
se ahogó en el mar de las confusiones que le generaron los “genios” del VAR.
Andrés Rojas hoy podrá decir misa, pero sabía era fuera de lugar, lo supo en su
momento y lo confirmó luego a solas en la tranquilidad del camerino, Bacca no
tenía que tocar nada, con solo moverse ante el lanzamiento de Bocanegra
contaminaba la jugada, todo el país lo entendió así, menos los del VAR, ni con
el reglamento en la mano y 5 pantallas… muy raro. Un empate con sabor a robo.